miércoles, 9 de abril de 2008

Actos culturales en la VIII Mostra del Llibre Anarquista de Valencia.

Alexander Berkman: Memorias de un anarquista en prisión.

Pepe Gutierrez Alvarez

Para quienes no lo sepan, empecemos recordando que Alexander Berkman, célebre anarquista judío ruso-norteamericano, compañero inseparable de Emma Goldman durante muchos años (Villa, 1870-París,1935).

Proveniente de una familia acomodada —su padre fue autorizado, como judío, a vivir en San Petersburgo, y ejercía el comercio mayorista de calzado—, Berkman fue un rebelde precoz: a los quince años fue expulsado de la escuela por insubordinación y ateísmo; a los diecisiete, ya huérfano, tuvo que emigrar a los Estados Unidos, después de no poder estudiar en las escuelas oficiales y ser perseguido por sus actividades conspiradoras. según parece influyó poderosamente en su evolución ideológica su "tío Maxim", al que Paul Avrich ha identificado como Mark Andreevich Natanson, una de los personalidades más destacadas del primer populismo ruso, creador virtual del grupo de los "Chaikovtsy", en el que también participó el joven Kropotkin.


Berkman llega a Norteamérica en un período especialmente convulsivo desde el punto de vista social. Acababan de ocurrir los sucesos de 1886 que dieron lugar al asesinato de los "mártires de: Chicago", todo lo cual le llevó a acercarse a Johann Most. Más tarde pasó a colaborar con el periódico yiddish Pioneros de la Libertad.

Preparaba su retorno a Rusia cuando, el 22 de julio de 1892 protagonizó el atentado que le haría famoso y que le llevaría a las mazmorras. La víctima tenía que haber sido el brutal gerente de las acererías Carnegie, Henry Clay Frick, principal responsable de la ma­tanza de once obreros durante una huelga, un detalle sin apenas importancia para el “talón de hierro”. Pero, mientras que Clay, levemente herido, no tuvo que rendir cuentas por este asesinato masivo, Berkman fue condenado a 22 años de cárcel, cuando la sentencia prevista por un atentado frustrado era de siete.

Cumplió nada menos que catorce años, durante los cuales, leyó, estudió, y escribió, al tiempo que sufría unas condiciones carcelerías a veces infrahumanas, y por supuesto, desesperó muchas veces. Cuando salió a la calle reanudó sus vínculos con Emma Goldman, y se mostró sediento de acción militante, aunque por entonces ya era muy crítico con la acción terrorista individual que pregonaba el terrible Johann Most. Fueron años de una intensa actividad propagandística a través de mítines, conferencias, manifestaciones y trabajos para la prensa libertaria. En 1912, Berkman tomó parte en la creación de la Ferrer Modern School de Nueva York, donde también ejerció como profesor intentando propagar los métodos de Ferrer i Guardia.

Había dirigido anteriormente una revista con Emma Goldman, la mítica Madre Tierra, y publicado sus Memorias de prisión de un anarquista, que había ofrecido infructuosamente a Jack London que empero, se inspiró en los recuerdos de cárcel de Berkman para escribir El vagabundo de las estrellas, obra que causó la profunda indignación de Alexarder que se sintió estafado por el famoso novelista que, empero, consiguió una de sus obras más logradas e inclasificable; empero años después, Berkman trató de componer un guión cinematográfico con el que trató de convencer entre otros a Lionel Barrymore, pero no le hicieron el menor caso.

Berkman se marchó después a California donde publicó, en San Francisco, una revista pro­pia, La explosión entre 1915 y 1916. Junto con Emma fue uno de los principales artífices del movimiento contra la intervención norteamericana en la guerra europea, desarrollando una intensa propaganda contra el militarismo y la guerra. Esta actividad le llevó de nuevo a prisión durante siete meses, y fué deportado. Favorable con matices a la revolución dirigida por los bolcheviques, Berkman regresó con Emma a la Rusia de su juventud y fue recibido como un revolucionario perseguido por el capitalismo.

Su actuación se inició bajo el signo de la colaboración crítica pero también entusiasta y durante la guerra civil, trabajó sin problemas en un frente amplio. Luego continuó intentando contrarrestar la represión contra los anarquistas para llegar finalmente a la ruptura con ocasión de los acontecimientos de Kronstadt. Sobre toda esta experiencia publicó varios libros: La rebelión de Kronstadt (ver. I.L. Horowitz, Los anarquistas. 2. La práctica, obra aparecida en alianza en dos volúmenes), La tragedia rusa: reseña y perspectiva, y sobre todo El mito Bolchevique, que supuso uno de los primeros alegatos doctrinales del anarquismo contra el curso que tomaba la revolución, un curso que Alexander y Emma veían más desde el ángulo de lo que “tenía que ser” que desde “lo que podía ser” en unas circunstancias que, sino justifican toda la actuación bolchevique, sí la explican bastante.

Para Berkman, El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo, la autocrítica leniniana contra la “línea de ofensiva” expresada en los dos primeros congresos de la Internacional Comunista, y especialmente en las acciones de los recién constituidos partidos comunistas en lugares como Hungría y Alemania, no era parte de un debate político necesario, sino que, lisa y llanamente era algo que “negaba todo lo que él había creído desde siempre”. Como si la revolución fuese una línea recta determinada por la grandeza de los ideales emancipadores.

En diciembre de 1921, Berkman se marchó a Alemania ilegalmente, y después, a Francia, donde vivió, cada vez más solitario y desesperanzado, amenazado constantemente con la expulsión y trabajando como publicista y traductor. En París escribió su último libro, ABC del comunismo libertario (Júcar. Madrid. 1981) por encargo de la Federación Anarquista Judía de Nueva York. Este libro muestra el alto grado de dominio de las concepciones anarquistas de Berkman, encarando un riguroso análisis del capitalismo y a sus instituciones (religión, tribunales, cárceles. escuelas, familia, parlamento, etc) con una crítica simultánea de la experiencia bolchevique.

Para Berkman: "La libertad plena es el aliento mismo de la revolución social; y no se olvide nunca que el mal y el de­sorden se curan con más libertad., no con su supresión". Toma parte amargamente en las disputas que enfrentan a las diferentes tendencias del anarquismo rusa en el exilio, mostrándose contrario a las posiciones de Archinoff. Enfermo, desfondado en plena penuria se suicidó disparándose una bala en Niza, el 28 de junio de 1936. Emma Goldman. En el prefacio del ABC, escribe en sus memorias: "Se entregó a su ideal y le sirvió resueltamente, excluyendo cualquier consideración de sí mismo. Si hubiera anticipado remotamente la llegada de la revolución española. habría hecho un esfuerzo para continuar viviendo a pesar de su psiquismo quebrantado y de otros muchos handicaps..."

La edición de estas memorias publicadas en Editorial Melucina (Madrid, 508 págs., 20 euros) son una primicia que es justa resaltar del que Howard Zinn definiría como “uno de los héroes perdidos del radicalismo americano, una voz pura e insólita de la rebeldía”. Se trata de un fragmento autobiográfico que oscila entre el estilo memorialista de El Conde de Montecristo y unas pautas que recuerdan la narración cinematográfica. En su momento causó una auténtica conmoción, y que por aquellas fechas no era habitual que un libro contara de una manera tan abierta el comportamiento criminal en la hermética sociedad carcelaria, la homosexualidad o la extorsión.

Crónica de la concentración contra la SGAE.

Como sabemos, la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores) ha demandado a la CNT, perpetrando así otro atentado contra la libertad de expresión.

En respuesta a ello, la CNT ha comenzado una campaña de protesta a nivel nacional, y el SOV de Valencia ha salido a la calle.

El pasado jueves día 3 de Abril a las 20 horas nos concentramos en la calle Blanquerías, frente a la sede de la SGAE en Valencia. Unos minutos después dimos comienzo a las actividades de protesta.

Se desplegaron las banderas y la pancarta con el lema "No al monopolio de las ideas y la cultura. No a la SGAE. CNT Valencia". Mientras tanto,un grupo formado tanto de afiliados como de simpatizantes, nos dedicamos a pegar pegatinas, a repartir folletos informativos y a conversar con la gente interesada. También montamos un pequeño "top manta".

Desde el SOV de Valencia queremos agradecer la asistencia del gran número de simpatizantes que nos acompañaron en la concentración, a los cuales les invitamos a los próximos actos de protesta que vayamos realizando.

Como conclusión, decir que estamos bastante satisfechos con esta primera concentración, la cual no va a ser la última ya que, CNT Valencia, no se va a callar frente a la persecución y los ataques de estos "paladines" de la cultura y la razón en que pretenden erigirse los miembros de la Sociedad de Autores y Editores.

¡¡¡NO a la $GA€!!!

Salud y Anarquía.

Secretaría de Comunicación del SOV de CNT Valencia.

EXISTIERON. ERAN LOS VIEJOS DE LA CNT.

En los años de los 70 me di cuenta de que existían. Eran los viejos de la CNT. Se trataba de hombres en su mayor parte, también algunas mujeres, de manos grandes, piel tostada y profundas arrugas, que estaban llegando a la edad en que un obrero se jubila. Cada viejo tenía un relato que contar, y se trataba casi siempre de un recuerdo interesante, jugoso. Veías pasar a González, un escayolista de culo gordo, mono blanco y sucio, y andar patoso. Había corrido como la pólvora el rumor de que en una obra había entrado "el jefe" pegando voces e insultando a todo el mundo. El tal González se había bajado de su andamio, se había dirigido hacia él, y le había dado un solo guantazo sin mediar palabra, que restalló en todo el edificio implantando un silencio serio, espeso y muy educado. Eran tiempos negros de Dictadura franquista, miles de hombres estaban en la cárcel por menos que eso. Pero el jefe no denunció a González. ¿Por qué?



Empecé a indagar, y encontré otra historia, una historia que no tenía que ver con el partido comunista y con Rusia. Era siempre la historia de unos obreros manuales, de los que hoy serían llamados iletrados e incultos. Yo buscaba a los intelectuales, a los científicos, a los grandes líderes de extracción burguesa, y no los encontraba. Por motivos misteriosos, en los años veinte y treinta del siglo XX estos obreros se habían organizado en torno a un sindicato -la CNT-. ¿Por qué estabais en la CNT? -les preguntaba. -¿Por qué? Porque sí, qué tiene de raro -me contestaba Pedro.

Afiliándose al sindicato ellos mismos eran la CNT, y la CNT al mismo tiempo que existía por ellos, les daba vida otra vida a ellos. Escuelas, grupos de teatro, periódicos, bibliotecas, grupos de acción, de discusión... estaban muy organizados. Y habían sido derrotados en una guerra. Los supervivientes arrastraban el peso infame de esa derrota, con la marca del vencido que no se rinde, pero que ha perdido la esperanza. Eran tercos, pero los jóvenes tenían otros referentes: el partido, Mao, Cuba, desarrollo de las fuerzas productivas, imperialismo, alienación... Esos hombres y mujeres, que se decían de la CNT, anarcosindicalistas, eran "aliados objetivos de la reacción" según los cultos marxistas. ¿Reaccionarios? Pues a mí no me daba esa impresión. Parecían trabajadores corrientes.

Empecé a hablar con ellos, y siempre me sorprendían. Este se afilió con nueve años, porque con nueve años empezó a trabajar, y estaba deseando empezar a cotizar para ser un hombre. Esta mujer de rostro simpático me cuenta que en unos tiempos de moral rígida, siendo mocita bastaba con decir en casa que iban a la asamblea del sindicato, o que acudían al ateneo, para poder regresar a cualquier hora, porque el padre de mirada severa transigía con la tardanza si se realizaba al amparo del sindicato. Aquel me comenta cómo destruyeron una segadora burlando a la guardia, y cómo a raíz de aquello en la siega se implantó la jornada de cuatro horas. Otro más me enseña un revólver que parece sacado de una película del Oeste, "un recuerdo", me comenta. Uno estuvo en Mathausen, aquel en la liberación de París, este firmó el convenio de las treinta y seis horas semanales en el ramo de la construcción, José defendió Coria de los fascistas porque apañó un fusil y acabó en el campo de concentración de Albatera. Al "cojo" le dieron "el paseo", le dijeron que echara a andar para tirarle por la espalda, y cogió tal carrera que ni un galgo lo pillaba, y todos se ríen. "El niño de la Juani", fue el tesorero de la cooperativa, aquí están las cuentas. Bermejo me enseña cómo se parte un bloque de granito para darle el tamaño necesario con un mazo de tres kilos. Julián me explica cómo el sindicato designaba a los empresarios el número de parados a los que tenían que pagarle un jornal diario, trabajasen o no -eso lo dejábamos a cuidado del empresario, peor para él si no te daba faena-... Una foto con muchas mujeres sonrientes vestidas de negro... -son las compañeras, recogiendo fondos -me explica Luis "el camionero"-, nosotros estábamos en la cárcel... Fuimos a implantar el Comunismo Libertario, y nos confundimos de día y de hora, -y se ríen otra vez- ¡qué lío nos hicimos con las claves! Hicimos esta carretera, me escapé de la cárcel, fui un maquis, escribí un manifiesto, me dieron una paliza, a mí otra, y a mí otra, "alguien" mató al bicho del teniente... ¿Pero qué queríais? -les pregunto-... El precio de nuestro trabajo, la tierra, levantar casas, la libertad, destruir al Estado, fumar un cigarro, quemar el dinero, que no hubiera guardia civil, hacer un viaje, un vestido estampado, queríamos esto -y abre los brazos abarcando la habitación...

Lo más curioso, era el relato frío que hacían de una larga sucesión de pulsos y derrotas. Huelgas perdidas, despidos, listas negras... Estaban acostumbrados -me decían. Si te tumban, es sólo cuestión de ponerse en pie, no pasa nada. ¿Y qué es el anarquismo, qué puedo leer? -les preguntaba. El anarquismo es esto -me respondían golpeándome la frente con el índice-, lee lo que quieras. Podemos hacer todo lo que pretendamos en este mundo -afirmaban- basta con quererlo, joder. ¿Y por qué ya nadie es anarquista?... Entonces me miraban con tristeza apagada, furiosa. -Hubo una guerra. Murieron, los mataron, los exiliaron, y sólo nos salvamos nosotros, que tuvimos más suerte, o más cuidado, o más miedo... no sabemos por qué no vuelven los jóvenes, a nadie parece interesarle el sindicato, será culpa nuestra.

Los jóvenes que reorganizábamos "el sindicato", solo levantábamos su sombra. Eran los tiempos de "los sindicatos", de las banderas rojas, del partido, de la doctrina correcta y la interpretación científica de la Historia. La CNT no salía del raquitismo, y así sigue dignamente delgada en su fanatismo. Sus hombres y mujeres de la generación de la guerra, hoy en su mayor parte desaparecidos, fueron como los últimos mastodontes, seres a extinguir por la modernidad. Y los Historiadores se están encargando de cumplir la misión de enterradores, con un dictamen seco y contundente: lo que dicen esos hombres, es mentira. No existieron. Son obreros, no saben escribir, no entienden de ciencia, somos nosotros, que no estuvimos allí, los que podemos explicar qué pasó, y por qué ocurrió lo que ocurrió, que en realidad no pasó. Yo he escrito una tesis. Olvidaros de ellos, allí donde triunfaron llevaron la sociedad al desastre. Eso dicen los científicos, los intelectuales, los listillos.

Pero yo sé que eso es falso. Yo lo certifico. Yo los vi. Yo los toqué. Yo los escuché. No hubo personas en el mundo con más desprecio por la mentira que los viejos de la CNT. Para lo bueno y para lo malo, fueron veraces. Existieron, se organizaron, lucharon, vivieron, rieron y amaron. Todo es posible, ellos lo demostraron. Esa fue su herencia. Para silenciarlos, los tuvieron que matar.

Siempre en pie, la CNT.

por Jorge Gómez, obrero de la construcción, miembro de la CNT.

¿Por qué a la CGT no le interesa que la CNT participe en el seguimiento de los acuerdos de la huelga de limpieza de metro?

Sección Sindical en CLECE - SOV Madrid de CNT-AIT

Comunicado en torno a la actitud autoritaria de CGT tras vetar la presencia de CNT en la Comisión de Seguimiento de los acuerdos alcanzados el pasado 8 de enero en la huelga del metro de Madrid. A su vez, el sindicato CNT denuncia la falta de cumplimiento de los acuerdos tomados en su momento y que dieron fin a la huelga.

Para velar por el cumplimiento de los acuerdos de la huelga de limpieza de Metro, en el mismo texto del acuerdo pone literalmente:

“Se constituirá una Comisión de Seguimiento para velar por el cumplimiento de lo aquí pactado”.

En la asamblea de delegados sindicales realizada justo después de la huelga, se acordó que esta comisión estaría formada por un representante sindical de cada centro de trabajo, sin especificar en ningún momento que tuviera que ser necesariamente miembro del comité de empresa. Se presentaron voluntarias una serie de personas que la asamblea apoyó sin objeción alguna. Una de esas personas, que actualmente ha dimitido del comité de empresa (una vez constituida la comisión de seguimiento) y que ahora es representante de CNT, ha sido expulsada de dicha comisión de manera autoritaria por el sindicato CGT, que tiene la mayor representación en la misma. Dicho sindicato alega que CNT, al no ser un sindicato firmante del acuerdo de fin de huelga, no tiene derecho a velar por el cumplimiento de unos acuerdos que han conseguido los trabajadores con su esfuerzo durante una huelga de 21 días.

Sin embargo, otros “sindicatos” no firmantes, como CC.OO., que ni siquiera han sido convocantes de la huelga, sí tienen representantes en esta comisión y no se les ha puesto ninguna objeción.

El 31 de marzo se realizaba una reunión con las empresas para crear la Cartilla sobre los trabajos que pueden realizar las embarazadas y las personas discapacitadas. En el punto del acuerdo relativo a este tema se dice que a esta reunión asistirá un miembro de cada uno de los Comités de Centro y un Técnico de las empresas. Las empresas se presentan, aparte de con ese técnico, con otras personas como asesores. El portavoz de CGT y miembros de comités de empresa de ese mismo sindicato se reúnen aparte y acuerdan entre ellos que los miembros de CNT, que asistían a esa reunión como asesores (uno de ellos era el único representante del centro de trabajo Línea 10 de metro) no tenían derecho a estar allí al no ser de un sindicato firmante. Las empresas y el resto de sindicatos asistentes no ponían ningún problema para la presencia de CNT en la comisión, siendo CGT la que autoritariamente decide que ningún representante de CNT tiene por qué defender los derechos de trabajadoras embarazadas y discapacitados, ni velar por el cumplimiento del acuerdo de la huelga.

Por tanto los representantes de CNT han sido expulsados de la reunión sobre esta Cartilla y, en el mismo momento, de la Comisión de Seguimiento de los acuerdos.

Los pactos alcanzados por CGT, en realidad han ayudado a las empresas a lograr su objetivo: paralizar la huelga sin adquirir ningún compromiso claro. Muestra de esto, es que 3 meses después de la huelga no se ha cumplido prácticamente ninguno de los puntos reivindicativos, y gracias a la ambigüedad de la redacción de los acuerdos alcanzados y la inclusión de la cláusula de paz social, apenas se pueden tomar medidas legales. ¿Será esta la verdadera razón por la que no quieren a CNT en sus reuniones, porque no quieren testigos de su corrupción sindical?

NO A LA BUROCRACIA SINDICAL

SÍ A LAS VERDADERAS LUCHAS OBRERAS

http://www.cnt.es/sovmadrid

jornadas culturales SOV de Valencia

MARTES DIA 7-- MANI EN VALENCIA

MARTES DIA 7-- MANI EN VALENCIA
NO a la directiva de la verguenza