viernes, 22 de febrero de 2008

Mañana se retoma la huelga en Comes.

  • Exigen a la Junta que deje de favorecer a la empresa y rescinda las líneas si no cumple el contrato
  • Los empleados exigen medidas de seguridad, entre ellas «cumplir la ley escrita desde Bruselas»

No habrán autobuses de Comes de 6.30 a 9.30 horas y de 18.00 a 21.30 horas en el servicio público concedido por la Junta. La huelga afectará a Cádiz y provincia, en menor medida a Sevilla en las líneas que la unen con Cádiz en autobús.

Para el Comité de Huelga, aunque los próximos paros parciales sea el 2 de Marzo y haya una huelga de 24 horas el 7 de Marzo, la Junta de Andalucía no tiene intención de dotar a Cádiz este año del servicio público de transporte de viajeros por carretera, pues no exige a la empresa la prestación del servicio, tampoco que aplique la normativa europea en materia de seguridad y jornadas de trabajo.

Asimismo la Junta de Andalucía sabe que la plantilla irá a la huelga hasta que exista otro convenio colectivo, sin embargo las principales reivindicaciones radican en la seguridad de los empleados y la ciudadanía. Por otra parte el Comité también acusa a la Junta de subvencionar a la empresa y no exigir como contrapartida la prestación del servicio ante las incontables huelgas realizadas y convocadas por la plantilla.

El Comité espera que las presiones que puedan estar ejerciendo las patronales del sector, Asintra, Fandabus y Fenebus para que no se firme el convenio, no las estén considerando, pues mas tarde o mas temprano tienen que acatar la ley. Lo que es inadmisible, por una razón u otra, es que la Junta permita que se prolongue la agonía y no exista la prestación del servicio hacia los ciudadanos.
Por último piden disculpas a la ciudadanía, aunque también debe saber que es la Junta de Andalucía y Comes los únicos responsables de la decisión extrema que se han visto obligados a tomar, para defender los derechos fundamentales de la plantilla.

El conflicto

Quieren erradicar la inseguridad laboral, que afecta también a los ciudadanos, pues las jornadas laborales rebasan las 12 horas. Con esas jornadas «maratonianas» transportan a niños y ancianos a diario. Por ello, exigen que el cómputo de la jornada pase a ser de seis horas nueve como máximo y erradicar los tres cortes de jornadas que tienen a diario. Asimismo exigen recuperar el poder adquisitivo perdido desde el año 92.

Kosovo: Las causas "ocultas".

Como se sabe, la meridional provincia serbia de Kosovo declaró su independencia, el 17 de febrero, por aclamación del Parlamento, desafiando la oposición de Belgrado, cuyo Gobierno había anulado anticipadamente esa decisión unilateral, como poniendo un parche antes de que surgiera el previsible desgarrón, y había anunciado a voz en cuello que nunca la reconocerá y que luchará para revocarla.

Mientras el presidente de Serbia, Boris Tadic, aseguraba que su país ha reaccionado y reaccionará recurriendo a los medios pacíficos, diplomáticos y legales para invalidar el acto, el primer ministro albanokosovar, Hasim Thaci, afirmaba textualmente: “El día de hoy significa el fin de todas las pretensiones de que Belgrado mande en Kosovo. Todos los kosovares, sin distinción de etnia, serán ciudadanos iguales. Estamos construyendo un país en el que todos disfrutarán los mismos derechos”.

Bellas, las palabras pronunciadas por el premier albanokosovar en ocasión de la declaración unilateral de independencia de Kosovo. Sólo que analistas de renombre como Michel Chossudovsky no creen en ellas. O creen que son únicamente eso: palabras. Retórica. Porque, al decir de estos observadores, el célebre Hasim Thaci, ex dirigente del llamado Ejército de Liberación de Kosovo, apoyado a mediados de los noventa por la CIA y los servicios de inteligencia alemanes, es conocido por sus estrechas relaciones con sindicatos del crimen albaneses y europeos, especializados en la droga y la prostitución.

¿Qué hay de verdad en estas afirmaciones? Bueno, algunas cosas son evidentes: en 1997, Estados Unidos reconoció que el Ejército de Liberación de Kosovo era una organización terrorista relacionada con el trasiego de estupefacientes. Y, sospechosamente, el actual Partido Democrático de Kosovo, encabezado por el Señor de la Independencia, Hasim Thaci, está formado por ex miembros del… como lo lee, sí, del “terrorista Ejército de Liberación”.

A todas estas, no por esperada, la declaración de independencia ha pasado sin penas ni glorias, inadvertida o casi inadvertida. Todo lo contrario. Si realizamos un paneo por el mapa mundi, veremos que los principales países asiáticos la han rechazado tajantemente. Por su parte, como algunos articulistas apuntan, la Unión Europea ha mostrado un frente razonablemente unido en el abordaje de la cuestión. Varios de sus integrantes habían expresado, en las últimas semanas, su intención de rápido reconocimiento del Kosovo independiente. Ninguno de ellos, por ejemplo, objeta el despliegue de mil 800 expertos del Viejo Continente en seguridad y justicia, para ayudar a la constitución de un sistema judicial adecuado, misión considerada por Bruselas el preludio del ingreso de Kosovo en el bloque, y por Belgrado y los dirigentes de la comunidad serbia en Kosovo un hecho ilegal e ilegítimo.

Y claro que resulta descarnada intromisión de la Unión Europea. Sí que es un hecho ilegal e ilegítimo. Recordemos que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la Resolución 1244, que establecía que Kosovo debía continuar siendo parte integrante de Serbia, luego de que las potencias occidentales tomaron el control de la provincia, tras 78 días de bombardeos de la OTAN, lanzados desde el 24 de marzo hasta el 10 de junio de 1999.

Pero si 20 de las 27 naciones que configuran la Unión Europea tienen el nítido propósito de aceptar la secesión, España, Rumanía, Eslovaquia, Bulgaria, Chipre y Grecia se oponen, de una u otra manera, y no precisamente porque en Kosovo se fraguara la nacionalidad serbia, sino porque el desgajamiento podría desatar una crisis de largo alcance y atizar la fiebre de separatismo de regiones como el País Vasco, Córcega, el Ulster, Bretaña y Valonia.

Por su lado, Rusia, aliada histórica de Serbia y ella misma aguijoneada por círculos separatistas, ha pedido con insistencia tanto una reunión del Consejo de Seguridad como que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moom, defina su posición en el asunto y, se infiere, se pronuncie sin equívoco en defensa de las propias resoluciones de la organización internacional.

Porque no todos olvidan que si la mayoría de los dos millones cien mil habitantes de Kosovo son hoy albanokosovares es gracias a un dinamismo demográfico superior al de los serbios, 200 mil de los cuales, por cierto, fueron expulsados de sus tierras. Algunos comentaristas incluso reparan en que los albanokosovares no fueron eliminados por el Gobierno de Slobodan Milosevic, como contaba la gran prensa. Al contrario, desde que la provincia está bajo la tutela de la ONU y el control de la OTAN son las demás minorías –los gitanos entre ellas- las desprotegidas, maltratadas y obligadas a abandonar sus lares. Por tanto, concluyen, constituyeron meros pretextos los bombardeos sobre Yugoslavia para defender a los albanokosovares.

¿Cuál es aquí el gato no tan encerrado, entonces? Nada, cuestión de intereses. Intereses geopolíticos, ya que para los partidarios de la independencia se trata de rematar el despedazamiento de la antigua Yugoslavia y debilitar aún más a Serbia, que en tiempos de Milosevic no manifestaba deseo alguno de incorporarse a la corriente del neoliberalismo, ni de echarse en los brazos de la inefable OTAN. Y hay intereses militares también. Estados Unidos instaló en su sector de ocupación la inmensa base de Camp Bondsteel, enclave totalmente autónomo en el territorio de Serbia soberana, desde el que se pueden realizar observaciones, mover fuerzas aéreas e infiltrar tropas especiales en todo el área de los Balcanes, sin contar con que un Gobierno títere haría de Kosovo la más gigantesca base castrense de Washington fuera de los Estados Unidos.

Pero no podían faltar los intereses económicos. La sureña provincia es muy rica en carbón. Asimismo, posee yacimientos de minerales no ferrosos e instalaciones de tratamiento de esos minerales y de otros. Estos establecimientos, que eran propiedad del Estado yugoslavo, ya privatizados, están en una faja poblada mayoritariamente por serbios y son compartidos con las demás provincias serbias. ¿Habrá que explicar esto? Creo que no. A lo sumo, resumir que la ocupación de Kosovo por la OTAN y ahora la independencia responden, en primerísimo orden, a objetivos de la política exterior de los Estados Unidos; aseguran una zona de influencia extremadamente amplia en Europa meridional, así como la militarización de rutas estratégicas de oleoductos y de vías de transporte que unen a Europa Occidental con el Mar Negro. Incluso, con la separación podría protegerse mejor el multimillonario tráfico de heroína que utiliza a Kosovo y Albania como corredores desde Afganistán hasta Europa Occidental. Algo sobre lo que, a todas luces, Washington hace la vista gorda, quizás para regocijo del Señor de la Independencia, el primer ministro albanokosovar, Hasim Thaci.

Sin lugar a dudas, nadie consciente acusaría de paranoides a un Gobierno serbio, a una Rusia y a unos analistas que ven la mano del Tío Sam tirando de los hilos de un asunto que pasa de maquiavélico. El imperio, se sabe, no repara en medios cuando de sus fines estratégicos se trata.

Eduardo Montes de Oca

El General Mena afirma que varios generales secundaban su propuesta de intervención militar contra el Estatut de Catalunya.

"Llegado el caso, tendrá que ser esa misma institución [la Corona], respaldada firmemente por las Fuerzas Armadas, la que salvaguarde la unidad de España si los políticos la ponen en peligro y la Justicia no interviene". La frase, inequívocamente golpista, la pronunció el teniente general José Mena ante el Consejo Superior del Ejército, que reúne a los máximos jefes del Ejército de Tierra, el 26 de octubre de 2005. La revela el propio militar, ya retirado, en el libro "Militares. Los límites del silencio", que ayer presentó en Madrid.

Lo sorprendente es que Mena siguió siendo jefe de la Fuerza Terrestre, con 30.000 militares bajo su mando, hasta casi tres meses después. Fue el 6 de enero de 2006 cuando, con motivo de la celebración de la Pascua Militar en la Capitanía General de Sevilla, amagó con una intervención de las Fuerzas Armadas si el nuevo Estatuto de Autonomía de Cataluña, aprobado el 30 de septiembre de 2005 por el Parlamento catalán, desbordase los límites de la Constitución.

El entonces ministro de Defensa, José Bono, consideró que era Mena quien había sobrepasado todos los límites, por lo que ordenó su destitución, su pase forzoso a la reserva y un arresto domiciliario de ocho días, medidas que confirmó luego el Tribunal Supremo.

Mena sostiene que esa misma tarde, cuando ya había estallado el escándalo, recibió llamadas de nueve de los 12 tenientes generales en activo; aparte del entonces jefe del Ejército de Tierra, José Antonio García González. "Tan solo uno se ofreció a secundar mi actitud", relata Mena en su libro, "a lo que me negué rotundamente pues, como le dije, el efecto que yo perseguía ya se había conseguido [...]. Cuatro se mostraron de acuerdo con lo que había dicho, deseándome suerte ante el panorama que se avecinaba", agrega. "Cuatro más me llamaron para interesarse por mi estado de moral. Los tres que no me llamaron, [estaban] curiosamente destinados en el Órgano Central del Ministerio de Defensa y en el Estado Mayor de la Defensa".

De la frase anterior se deduce qué tenientes generales no le llamaron: su sucesor como jefe de la Fuerza Terrestre, Pedro Pitarch; el jefe del Mando de Operaciones, Bernardo Álvarez del Manzano; y el actual jefe del Ejército de Tierra, Carlos Villar.

En cambio, Mena se niega a revelar la identidad de los que estaban de acuerdo con él o del único que se mostró dispuesto a secundar su actitud y, por tanto, a cometer un acto de indisciplina que hubiera obligado al Gobierno a destituirle y arrestarle también. Sí se sabe que, en la ya citada reunión del Consejo Superior del Ejército, le respaldó el entonces jefe del Mando de Canarias, Emilio Pérez Alamán.

Con la excusa de que EL PAÍS publicó, el 19 de enero de 2006, "una alusión bastante aproximada pero incompleta" de lo tratado en aquella reunión, Mena se considera exonerado de su deber de guardar secreto y revela parte de lo que allí se trató.

Además de criticar a su entonces superior, Bono, al que tacha de "populista", Mena se extendió sobre el Estatuto catalán. En su opinión, cabían tres hipótesis: que saliese adelante en los términos en que lo aprobó el Parlamento de Cataluña, lo que juzgaba "imposible"; que se adaptase plenamente a la Constitución, lo que veía improbable; o que se aprobase "con algunas modificaciones" que no resolvieran los problemas que planteaba a las Fuerzas Armadas. En ese caso, proponía la intervención del Rey, "respaldada firmemente por las Fuerzas Armadas", por encima del Gobierno, el Parlamento o el Constitucional.

"Cuando finalicé mi exposición", agrega Mena, "el JEME [Jefe del Estado Mayor del Ejército] señaló que no correspondía al Consejo Superior del Ejército entrar en disquisiciones políticas [...]. En el descanso, varios consejeros [tenientes generales] me dijeron informalmente que estaban de acuerdo con lo que yo había dicho". Lo que supone que se le permitió acabar su arenga y no fue destituido de modo fulminante.

Una arenga de tono golpista

- Discurso de Mena ante los tenientes generales reunidos en sesión secreta el 26 de octubre de 2006. "Si esto se produce [pacto sobre el Estatuto catalán que no resuelva todos los problemas que preocupan a las Fuerzas Armadas] con la aquiescencia del Gobierno, alguien tendrá que decir algo. Pero ¿quién es ese alguien? Por supuesto que no puede ser un militar. La confianza en la Justicia (entiéndase Tribunal Constitucional) no pasa por su mejor momento. Entonces, ¿quién? Afortunadamente contamos con una institución que salvó la democracia en España el famoso 23-F. Llegado el caso tendrá que ser esa misma institución [La Corona] respaldada firmemente por las Fuerzas Armadas, la que salvaguarde la unidad de España si los políticos la ponen en peligro y la Justicia no interviene".

jornadas culturales SOV de Valencia

MARTES DIA 7-- MANI EN VALENCIA

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NO a la directiva de la verguenza