jueves, 19 de junio de 2008

La otra cara de Repsol.

[Argentina]Anarquistas frente al conflicto rural: tres artículos.

(extraído de alasbarricadas)

Crónicas publicadas en el último número de Libertad! (Nº 48).

I- Sobre el campo, sus miserias y sus miserables.

Dan asco. Unos y otros. Los soberbios y enriquecidos ruralistas, que son gente con campos, y no gente de campo, como decía una compañera. El gobierno desplegando su demagogia y su autoritarismo, buscando recaudar lo máximo posible para rellenar los agujeros financieros de la deuda. Todos por el poder y por mantener llenos sus bolsillos.Desde que comenzó el “paro” del campo, he escuchado frases ilustres, algunas tan representativas como: “un mundo hambriento con alimentos en alza es la gran oportunidad de la Argentina, no debemos desaprovecharla”. Toda una declaración de principios para quienes propugnan un modelo de país; es difícil ser más burgués, más egoísta y más miserable. Otra que hizo furor hace un par de meses: “la 4x4 la necesitan para entrar a los campos a trabajar, o ¿cómo se creen que hacen los productores cuando llueve?” Toda una demostración de ignorancia: no hace falta una camioneta de lujo para ir al campo los días de lluvia por dos razones: los días de lluvia no hay nada que hacer en el campo (sojero, triguero o maicero) y las camionetas no trabajan en la producción, ya que lo hacen los tractores, las cosechadoras y otras máquinas agrícolas. Como último ejemplo, los que dicen que “los productores rurales trabajan de sol a sol todo el año”, otra muestra no solo de ignorancia sino también de sentido común: una vez sembrado y envenenado la tierra con agro-tóxicos, hay que esperar hasta la cosecha. Ocios que se dan lo productores sojeros, pero que nunca han podido darse los chacareros con explotaciones de escala familiar, que crían animales y producen diversidad de cultivos.
Entre tanta mentira, tanto burgués levantisco, tanto periodismo oportunista, tanta mentira oficial y tanto opositor zurdo de ocasión, dejemos hablar a los números (no a los del Indec que manipula el gobierno para inventar una realidad a su medida) que expresan una realidad fría, sin edulcorar, pero con una carga trágica que las palabras han perdido en medio de la marea desinformativa.
- El modelo neoliberal de las grandes corporaciones agroindustriales y cuyo modelo alimentario tiene como único objetivo la rentabilidad, eliminó a casi 300.000 productores pequeños y medianos, expulsándolos a las ciudades como marginales y desocupados.
- Según la jerga de las entidades rurales, se considera pequeños productores a quienes tengan menos de 300 hectáreas, aunque estos no produzcan alimentos para el pueblo sino forrajes para el mercado externo (soja en su mayoría).
- Una hectárea produce entre 2,5 y 3,5 toneladas de soja, que tiene un precio al mercado interno en la industria aceitera de 330 dólares y un precio internacional que puede oscilar entre 550 y 400 dólares, pero que con las retenciones que aplica el gobierno rondaría los 370 dólares por tonelada. Por hectárea se obtendría una ganancia en bruto de 1200 dólares por hectárea, entonces un productor pequeño de 100 hectáreas obtendría unos 120.000 dólares de ganancia bruta por cosecha, cifra que debe elevarse al doble, porque la soja transgénica se cosecha dos veces por año.
- El 50% de la tierra cultivable del país pertenece a las 1000 familias de la oligarquía terrateniente poseen 35 millones de hectáreas, mientras que 140.000 agricultores poseen solo 2,5 millones de hectáreas.
- El modelo sojero expulsa la mano de obra rural creando tan sólo 1 puesto de trabajo cada 500 hectáreas. Los agro-tóxicos como el glifosato destruyen el medio ambiente y producen en nuestro pueblo una de las tasas más altas de cáncer del mundo. Además el desmonte producido para ampliar la superficie de cultivos sojeros es causa de las inundaciones devastadoras que sufren las provincias del noroeste.
- El salario de un peón rural es de 1080 pesos mensuales, más 5 pesos diarios en concepto de almuerzo y una bonificación del 1% por cada año de antigüedad. El salario más alto es el del tractorista, en unos 1250 pesos y los salarios del capataz y el encargado de campo, todos inferiores a los 1500 pesos. Los menores de 18 años cobran entre 500 y 800 pesos, cuando se les reconoce el trabajo.
- En la provincia de Córdoba, por ejemplo, el salario del peón rural es el más bajo de todas las ramas productivas, y la actividad agropecuaria la que menos empleo genera: 29.000 puestos de trabajo contra 92.000 de la industria. El campo produce bienes por un valor de 11.000 millones de pesos aproximadamente y paga remuneraciones por un valor de 433 millones de pesos anuales, percibiendo los trabajadores menos del 4% del producto, ya que la mitad del empleo rural de la provincia es en negro.
- Una hectárea en la zona sojera de la pampa húmeda tiene un valor de 15.000 dólares y se alquila a las empresas inversoras a unos 600 dólares la hectárea, por lo que un “pequeño productor” de 100 hectáreas recibe 60.000 dólares sin arriesgar un peso.
- El Estado con el aumento de las retenciones recauda unos 1200 millones de dólares más por año, bocado que le reclama el sector rural para sí.
- El 30% de los argentinos vive con ingresos bajo la línea de pobreza, y la mayoría de estos son menores de edad, subalimentados y hacinados.
Lobisón

II- Asambleístas ambientales/rurales y gobernantes “k”. Las dos caras de la misma moneda.

En estos últimos tiempos, algunos nos hemos encontrado con situaciones por demas extrañas y confusas.
Yo bien recuerdo cuando allá a principio de 2005, la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú comenzó a ganar masivamente espacios en los medios de comunicación, cortando rutas y puentes en manifiesto rechazo a la instalación de las transnacionales productoras de celulosa, la pastera finlandesa Botnia y la española Ence. La opinión pública en general comenzó a conmoverse y a confundir a este movimiento como una especie de bandera de lucha en las cuestiones de ecología y medioambiente cuando, en realidad solo se trató y se trata de una manifestación a nivel local cuando se encuentran en peligro los intereses económicos, turísticos y de salud de la población de la región, que en este caso es Gualeguaychú y sus alrededores.
Soy nativo de esa localidad mesopotámica y sigo teniendo, aunque de manera esporádica, contacto con gente de allí y siempre recuerdo este tipo de sensaciones que ellos describen: “acá la cuestión principal es que existe un tratado bilateral llamado ‘Tratado del Río Uruguay’, que fue conjuntamente ajustado entre el estado uruguayo y el argentino que dice que cualquier emprendimiento que se instale sobre una de las márgenes del río tiene antes que ser aprobado por las dos administraciones, tanto la uruguaya como la argentina, pero con el proyecto de las papeleras se violó el tratado porque la administración uruguaya nunca consulto a la argentina sobre su instalación a sabiendas de la contaminación que causaría el descarte de desechos de celulosa tanto en una orilla como en la otra. Entonces aquí el eje de la cuestión es que si las pasteras se instalasen por ejemplo sobre las márgenes de Río Negro, que atraviesa por la mitad el territorio uruguayo, nosotros no nos tendríamos porque oponer porque es un problema de ellos y no nos afecta a nosotros” Grave error recae en la confusión de estas personas si tenemos en cuenta que el Río Negro al que hacen mención desemboca en el Río de la Plata provocando que la zona afectada por la contaminación abarque aún mayor radio geográfico, pero la arista principal aquí es que este tipo de movimientos o “luchas ecologistas” solo tienen una visión parcial sobre los perjuicios(entre ellos contaminación) y atrocidades que causa el sistema capitalista en su actual fase, el neoliberalismo y sus armas funcionales, entre ellas las transnacionales.
Otra situación que genera confusión y contradicción son los dirigentes de la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú, que se esconden bajo el mote de “coordinadores”. Jamás puede ser horizontal el accionar de esta asamblea-así se jacta de serlo-cuando sus coordinadores toman dicha asamblea como plataforma de lanzamiento de carreras políticas, como es el caso de Osvaldo Moussou que toda su vida militó en el radicalismo, luego de “dejar el lugar a otro”, se termino candidateando para intendente en la anteriores elecciones. Otros ya venían participando en boletas electorales como José Pouler, quien en los noventa estuvo en boletas menemistas postulándose a un cargo público, pero el caso más tristemente célebre es el del piquetero 4x4 del momento: Alfredo De Angelis. Es uno de los actuales coordinadores de la asamblea ambiental pero a la vez es el presidente local, o sea de Gualeguaychú, de la primero “combativa” (recordemos la huelga apodada “Grito de Alcorta” de 1912) luego en los 70’ “oligárquica” Federación Agraria Argentina (FAA). Actualmente es uno de los productores agrarios más mediáticos en el lock-out patronal que están llevando a cabo su federación, la Siniestra Sociedad rural y otras tantas como CARBAP, en el marco del conflicto por las retenciones móviles a las exportaciones con otro sector de la burguesía la clase dirigente con los “k” al frente y su séquito de funcionales como lo son por ejemplo D’elía y sus piqueteros oficialistas o el antiguo militante de la “gorila” Juventud Sindical, Moyano y su CGT con sus gremios y sindicatos carneros y vendidos. Entonces cabe preguntarse, ¿Qué hilo de coherencia puede tener la asamblea “ambientalista” cuando uno de sus principales dirigentes es, a la vez, presidente de una federación agraria que provoca el desabastecimiento de primeras necesidades de una región y como productor rural fumiga con agente naranja cual yanquis a viet-congs a las comunidades indígenas y a las escasa poblaciones campesinas que se ven obligadas abandonar el techo y huir a las villas de emergencia de la urbes a riesgo de morir intoxicadas?¿Como puede ser que los activistas ambientales se dejen engañar y manipular por los intereses atroces de esta clase de personajes, que cosechan monocultivos transgénicos como la soja causando consecuencias desastrosas para la tierra? La soja es una planta que para su mas rápida cosecha es primordial que la tierra sea este quemada, acción que se esta llevando a cabo en estos días y que tanto “humo” provoca. A parte, es el actual negocio internacional como principal materia prima de biocombustible, próximo a desplaza al oro negro, cuando se la ingiere como alimento puede causar malformaciones y deformaciones desde el nacimiento. ¿Acaso no son estos argumentos más que suficientes para que los asambleístas den cuenta de que clase de dirigentes tienen al frente?
Está claro a esta altura que estas contradicciones y confusiones a los únicos que les calzan como anillo al dedo es a la burguesía que como en esta puja entre dos de sus sectores la oligarquía terrateniente y los dirigentes que elige la población discuten para saber quien se queda con la porción mas grande de la torta, y los que siempre quedamos afuera de esa torta somos los que cuando llegamos a las góndolas o a los mostradores no nos alcanza la plata debido al siempre escaso y congelado salario al punto de no cubrir ni la mitad de la “canasta básica”, el mismo que nunca alcanza para compensar al 21% de IVA que se lleva el Estado y que nunca empata a la creciente inflación que es consecuencia de las especulaciones de los mercados internacionales, el Estado, los productores agropecuarios y el empresariado en general. Somos los que día a día salimos a buscar o a soportar el trabajo. Quedamos afuera también los que tenemos que huir de los latifundistas antes de que nos envenenen desde sus aviones.
Solamente cuando entre todos nosotros: los explotados, oprimidos, los perseguidos y excluidos en general, nos dejemos de delegar y confundir por estas lacras y comencemos a tomar conciencia que organizados, despiertos plantados en lucha destruyendo al sistema con su casta de opresores, lograremos en cambio radical y social que será el único, real y verdadero que nos emancipará.
N.B.

III- REALIDADES

“Desde que se comprobó que la propiedad es un robo, no hay más ladrones aquí que los propietarios”
Hipocresía. Sobre esta cualidad giran hoy los discursos y prácticas de cada uno de los actores intervinientes del denominado “problema del campo”. Unos y otros son intransigentes en sus verdades absolutas, y pretenden hacer ver que sus posturas y artilugios políticos son antagonismos insalvables, infranqueables: dos modelos opuestos en lo político-económico. Sin embargo, es notorio que el conflicto actual no es otra cosa más que una puja de poderes hacia dentro de la burguesía en cuanto a márgenes de ganancias y pérdidas dispuestos a acumular y absorber por los distintos sectores en rebeldía, llámense éstos pequeños, medianos o grandes capitalistas, propietarios, arrendatarios, pooles sojeros, burocracias sindicales, gobierno. Es palpable esta situación básicamente por que todos los que de una forma u otra son actores directos en el conflicto concuerdan en lo primordial: el modelo de saqueo de la tierra como consecuencia del monocultivo a ultranza; la contaminación y desertización en pos de los beneficios económicos, la rentabilidad y concentración de riquezas de las corporaciones agro-ganaderas, las nuevas formas de colonizaciones económicas y sociales avaladas por la prepotencia de las topadoras, vericuetos jurídicos, persecuciones, torturas, humillaciones, miseria y muerte que sufren día a día, y en carne propia los hombres, mujeres y niños que trabajan de sol a sol en los campos.
Este es el hilo conductor de la crisis, y el que no debemos perder de vista al momento de reflexionar y pensar sobre las causas y consecuencias del llamado problema del campo, que inevitablemente golpea, una vez más, sobre los que nada tienen. Por que es innegable que los capitalistas del campo (y acá me parece anecdótico separarlos en arbitrarias clasificaciones al estilo pequeños, medianos y grandes) y el gobierno (en este caso peronista, pero nada seria distinto si fuese radical, arista o macrista, pues bien sabemos cuáles son los intereses que defienden los gobiernos) están ligados y asociados al mismo modelo agro-exportador que genera ganancias exorbitantes para algunos pocos, llámense Cargill, Monsanto, Grobocopatel, Urquiza, Miguens o el que se nos ocurra; y pobreza a miles de hombres y mujeres que trabajan y viven en condiciones penosas en cualquier campo (de nuevo me resulta absurda su división en pequeño, mediano o chico).
Sobre las falsas dicotomías campo/ciudad; burocracias/productores rurales; grupos económicos/inversores nacionales; oligarquía/gobierno popular se estructuran los discursos de turno de los “analistas especializados” no sólo de los medios burgueses de información, sino también de los teóricos de los partidos de la izquierda parlamentaria y la autodenominada revolucionaria (a quienes mágicamente se le ha formado un nuevo actor revolucionario: el productor agropecuario). Con total naturalidad y desparpajo hablan de paro agropecuario, cuando en realidad lo que vimos y vivimos fue un lock out patronal que afectó directamente sobre quienes menos tienen. Se apoyaron piquetes y cortes de ruta de los productores afiliados a las burocracias sindicales del campo (llámense Federación Agraria Argentina, Sociedad Rural), acentuando y agudizando el desabastecimiento y generando un alza desmedida de los precios en los productos alimenticios. Y todo ello por ser “políticamente correctos”. ¿O todavía alguien duda qué intereses defiende la Sociedad Rural Argentina? ¿Acaso no hay un saqueo constante sobre los bienes naturales como consecuencia de las políticas económicas defendidas por las asociaciones rurales y los productores que las componen y le dan sentido? ¿Alguna de estas burocracias propuso a lo largo de la historia una reforma agraria integral?
Mientras tanto, en la realidad inmediata de muchos hombres y mujeres que sólo tienen sus cuerpos y fuerzas para hacer frente a la desdicha de sus vidas, marcadas a fuego lento por la miseria y la humillación, las urgencias son otras, y están lejos sus necesidades de la puja política y económica entablada entre burocracias, gobierno y productores.
Básicamente sus demandas giran en torno al acceso a la tierra, y de que ésta esté en manos de quienes la trabajan y la han habitado ancestralmente. Acceso negado históricamente por los capitalistas agro-ganaderos y los diferentes gobiernos de turno en pos de intereses económicos y geo-políticos de acumulación, saqueo y usurpación.
Hipocresía. Por que el tratamiento informativo y político hace hincapié, de manera exclusiva en la crisis desatada entre los capitalistas agropecuarios y el gobierno, ocultando el problema del abandono de la tierra, del éxodo rural hacia los centros urbanos que los pobladores originarios y campesinos vienen acentuando con el correr de los años como consecuencia del desarrollo y perfeccionamiento del capital y sus mercados. Usurpación y destierro que las diferentes organizaciones locales y campesinas del sur de Córdoba, Santiago del Estero, Chaco, sólo por citar algunos lugares de tensión cotidiana, vienen denunciando, y que las llevó a formar lazos inmediatos de relación para enfrentar el atropello y la prepotencia de las topadoras y los matones de turno. Lazos de relación heterogéneos y amplios que van desde propuestas de reforma agraria integral con soberanía alimentaria, colectivización de la tierra, relación directa con la naturaleza y diversidad cultural, que se contrastan y se diferencian del modelo de relación capitalista de acumulación económica cada vez más profunda y salvaje, que esta puja entre capital y autoridad dejó evidenciar claramente (puja que no es declaración de guerra entre Estado/Capital, sino un inevitable choque de acomodamiento de intereses). Solidaridad inmediata y estrecha como consecuencia del hostigamiento e indefensión frente al poder económico y político de los terratenientes de la tierra, amparados por el marco legal burgués ante la atenta tutela de la omnipresencia estatal.
No perder de vista esta realidad cotidiana de los trabajadores y pobladores del campo se hace imperioso para reflexionar, pensar y analizar la explotación económica y la opresión que el sistema capitalista impone sobre cualquier manifestación de la vida en sociedad. Reconocernos, vincularnos y solidarizarnos con quienes sufren en carne propia la humillación cotidiana es un primer y necesario paso para empezar a pensar los caminos en pos de la destrucción de las relaciones capitalistas. Destrucción sólo posible en la medida que seamos capaces de radicalizar, siendo beligerantes e intransigentes, la visión anárquica de la vida en sociedad para comenzar a cuestionar la explotación del hombre por el hombre, fundamento primordial del capitalismo y sus instituciones.

Gastón.

Publicado en Libertad! Nº 48 Junio-Julio 2008.
Para solicitar nuestra publicación en formato pdf escribir a: periodico_libertad@yahoo.com.ar
O bajarla desde: http://www.geocities.com/grupo_libertad/

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