viernes, 29 de febrero de 2008

Cuestión de fe.

Viendo el famoso debate de Zapatero y Rajoy me reafirmo en que la política es más que nunca cuestión de fé. Días antes me tragué un rato el duelo de cifras macroeconómicas entre Solbes y Pizarro y la única idea que salía de mi cabeza esquivando las ráfagas de fuego cruzado que se escupían ambos contrincantes, es que podían ser perfectamente mentiras todos los informes que nos leían y que nadie lo dijera. No hay nada que me asegure que los datos aportados con severo gesto por el vicepresidente segundo del gobierno Pedro Solbes y que no dejaban lugar a dudas de las bondades de la gobernabilidad socialista sean ciertos. Recitados de forma casi religiosa pudieran ser tan falsos como que existió Adán y Eva. Y por otro lado, el aluvión de números que con saña lanzaba el empresario Manuel Pizarro dinamitando la gestión del gobierno en estos cuatro años también puede que fueran disparos de fogueo, vacías salvas para impresionar a la gran cantidad de espectadores que presenciábamos el tiroteo financiero.


Semejante fenómeno ocurrió con el top de audiencia, el cara a cara Zapatero- Rajoy. El mismo baile de cifras pero más descarado pues hasta en un momento el presidente popular afirmó que en España se destruyen cada día 4.500 puestos de trabajo y medio minuto después Zapatero, cifras en mano afirmó contundente que durante su gobierno se han creado 2.000 puestos cada día. Entonces ¿se ha creado trabajo, si o no? ¿A quien creer?

A mi humilde juicio, no es esa la pregunta importante, sino más bien ¿Por qué creer?

De poco vale quien salió ganando con ese debate porque salieron los dos ganando Zapatero y Rajoy, el PSOE y el PP. Salió triunfante el bipartidismo, que es actualmente el mayor enemigo de la democracia y la libertad política. Se reafirmó y reforzó el planteamiento de que solo vale lo que existe y solo existe lo que se ve, y solo se ve lo que sale en la tele y en la tele solo salen dos partidos y lo demás no existe y se acabó. Perdió, pues todo el mundo. Cualquiera que tenga una forma de pensar que no este alineada en el pensamiento único de los dos partidos, que al ser único es idéntico salvando algún matiz para dar color y tensión al juego democrático y electoral perdió la oportunidad de expresar su opción política.

Pero volviendo a lo de las preguntas ¿Por qué creer? En el plato de televisión me parecido estar presenciando un campeonato de pressing cath en el que que esta todo amañado y en el que los golpes y la ferocidad son tan de mentira como el decorado de un teatro. Pura farsa en la que cada espectador iba con su luchador y todo lo que hiciera este seria aclamado como silbado cualquier esfuerzo del contrario. Durante el debate en televisión, el que fuera afín al PSOE se encontró con su lider vigoroso y un opositor patoso y poco preparado. El que fuera mas pepero sin embargo vio como Zapatero aparecía desgastado y Rajoy pletórico y con óptima puntería. Así lo reflejaban los diarios del día siguiente, según la tendencia editorial de cada uno. Así se lo traga cualquiera que no sea un poco crítico con lo que ve.

Cuando uno no ve la paja en el ojo de su líder, o su equipo de fútbol y solo la ve en el del contrario estamos elevando esta cuestión a una cosa de religión de fe. Uno es del atleti porque si. Uno vota al PSOE porque mis padres han sido socialistas de toda la vida lo hagan bien lo hagan mal, me vaya bien o me vaya mal, en definitiva porque soy del atleta.

Es mentira lo que dicen de que esos debates son para que se aclaren los indecisos. Son programas para los que tienen claro que partido van a votar. Los indecisos seguirán sin aclararse, porque las tormentas de ideas, cifras, consignas y actuaciones histriónicas no empujan ninguna balanza a ningún lado. La política es cuestión de fe. Y hoy día solo hay una iglesia con dos tendencias. Lo importante es que siga la Iglesia con esas dos únicas tendencias.


extraído de: bajolaalfombra


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